Sagrario de Jesús, el buen pastor

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Sagrario del Buen Pastor

Sagrario con relieve de Jesús, el buen pastor

La puerta de este modelo de Sagrario para Iglesia está decorada con una escena en relieve. En la escena se representa a un pastor cuidando de su rebaño. El pastor sostiene una vara en su mano derecha, mientras que con su mano izquierda acaricia la cabeza de una de sus queridas obejas. 

La decoración del sagrario nos evoca a la identificación que hace Jesús de sí mismo como el buen pastor. En el Evangelio de San Juan se puede leer que Jesús dice "yo soy el buen pastor".

Jesús hace una alegoría comparando el labor de un pastor con su rabaño y la misión que Él debe de cumplir para salvar a la humidad. Jesús no sólo cuidará, guiará y enseñará a su rebaño, sino que estará dispuesto a dar su vida por el rebaño como un buen pastor haría. Sólo el amor total puede llevar al sacrificio definitivo, entregar la propia vida.

Además, Jesús habla del conocimiento mutuo entre su rebaño y su pastor, entre Jesús y sus discípulos, entre Jesús y su pueblo, su Iglesia. Los fieles a Jesús reconocerán a su Señor. Este conocimiento, unido al amor que Dios nos da,  permitirá a los hombres fromar un único pueblo, un único rebaño, una única Iglesia verdadera.

Jesús es el pastor que lleva a los miembros de la Iglesia a la paz y a la vida eterna.

Evangelio de San Juan 10:11-18

11 "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. 13 Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.

14 Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. 18 Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre".