San Isidro Labrador

San Isidro Labrador
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San Isidro Labrador, patrón de Madrid

  • Imagen de San Isidro Labrador, patrón de Madrid y de los campesinos. 
  • Fabricada en pasta madera con ojos de cristal. 
  • Peana imitación mármol. 
  • Artículo religioso a la venta en 80, 100, 120, 140, 160 cm. 
  • Imagen de San Isidro Labrador pintada a mano. 
  • Figura de San Isidro con la mano en el pecho y sosteniendo un azadón. 
  • A sus pies se representa a un Ángel con una pareja de bueyes arando. 
  • A la venta otras imágenes religiosas de San Isidro Labrador. 
  • Por el proceso artesanal de fabricación, la figura de San Isidro Labrador puede tener pequeñas variaciones entre los distintos tamaños. 
  • El precio de venta no incluye los bueyes y el Ángel. 

San Isidro Labrador, trabajador incansable

San Isidro Labrador era un hombre muy religioso y apasionado con el campo. Adoraba la labor del cultivo. San Isidro Labrador llevó a cabo muchos milagros y proezas a lo largo de su vida. Casi todos ellos vinculados con el agua y los campos de Madrid.

Nos cuenta la tradición que, a pesar de ser una persona muy amable y religiosa, su destacada labor en la campiña de Madrid pronto levantó envidias entre los vecinos.

Algunos de los campesinos que vivían próximos a la ciudad de Madrid fueron a denunciar a San Isidro Labrador delante de su señor, Don Iván de Vargas.

Don Iván era conocido en la corte de Madrid por ser un señor justo y sabio. Don Iván tenía en alta estima a San Isidro, el señor sabía que su sirviente era una persona religiosa y trabajadora.

Don Iván dispuesto a conocer la verdad, fue a los campos próximos a la ciudad de Madrid dónde sabía estaba San Isidro.

El señor, escondiéndose tras unos madroños, observó como San Isidro trabaja incansable. El Santo no daba tregua a los bueyes ni a la tierra madrileña por la que araba incansable.

A continuación sucedió algo que maravilló a Don Iván. San Isidro después de mucho tiempo sin descansar, paró a tomar aliento. El santo, muy religioso, en seguida se puso a rezar. Entonces D. Iván vio como el arado seguía surcando la tierra. Ángeles celestiales habían bajado del cielo para continuar trabajando con los bueyes mientras San Isidro rezaba.

 

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