San Sebastián, mártir

San Sebastián, mártir
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Escultura de San Sebastián

  • Escultura de San Sebastián fabricada en pasta madera. 
  • Decorada con cenefas doradas. 
  • Ojos de cristal. 
  • Escultura cristiana a la venta en 20, 30, 40, 60, 80, 100, 120, 130 y 150 cm. 
  • Pintada a mano. 

Figura de San Sebastián, otra información

El día 20 de Enero celebramos el día de San Sebastián, patrón de los soldados, de los atletas y de los arqueros.

El nombre de San Sebastián significa persona digna de respeto, persona venerable.

San Sebastián, vida del santo

Según nos cuenta la tradición, San Sebastián nació en Francia en la localidad de Narbona entorno al año 256. El santo nació en el seno de una familia de gran tradición militar y de condición noble. Los padres de San Sebastián eran cristianos devotos. Educaron al joven San Sebastián en la religión cristiana.

Los padres del santo decidieron que Sebastián seguiría los pasos de su padre y haría carrera militar. Para  llevar a cabo los estudios San Sebastián fue enviado a Milán, Italia.

San Sebastián permanecería en la escuela militar hasta licenciarse con honores. Ya en aquella época destacaba muy por encima de sus compañeros.

Durante aquellos años los cristianos eran perseguidos a lo largo de todo el Imperio Romano. La persecución era especialmente sangrienta en la capital, Roma. San Sebastián, viendo la oportunidad de ayudar a otros cristianos, decidió viajar a Roma.

Cuando llegó a la capital del imperio, San Sebastián entró a formar parte de la guardia personal del emperador. El santo tenía una gran capacidad militar y una brillante inteligencia, lo que le permitió ascender rápidamente dentro de su unidad. Fue tan rápido su ascenso que pronto llegó a los oídos del mismo emperador Diocleciano.

El emperador maravillado por las historias que escuchaba de San Sebastián. Tal fue el nombre y la confianza que se ganó el santo que el emperador, desconociendo que San Sebastián era cristiano, decidió nombrarlo capitán de la guardia pretoriana. Esta unidad especial era la responsable de la custodia del propio emperador. San Sebastián, de este modo, se convirtió en uno de los encargados de proteger la vida del emperador, cargo de gran exigencia que sólo era desempeñado por grandísimos soldados.

A pesar de su ascenso meteórico, San Sebastián no había olvidado sus raíces ni la educación cristiana que le habían dado sus padres. Durante su estancia en Roma la labor del había sido incesante, había ayudado a los cristianos perseguidos, a cristianos que habían sido hecho presos, etc… San Sebastián también hizo una gran labor evangelizadora entre sus compañeros y amigos, el santo siempre hablaba de la gran dicha que suponía seguir a Nuestro Señor Jesucristo.

San Sebastián, martirio del santo

A pesar de estar en una posición de gran prestigio, San Sebastián tenía un secreto que el emperador desconocía. San Sebastián era cristiano y ayudaba a los demás cristianos en todo lo que podía.

Un día San Sebastián fue llamado a la presencia del emperador Maximiano, sucesor de Diocleciano. En la audiencia, el emperador contó a San Sebastián que le habían dicho que era cristiano. El emperador recordó al santo que ser cristiano estaba prohibido. San Sebastián reconoció su condición de cristiano, siempre había sido fiel a la palabra de Cristo. La fe del santo era fuerte y su amor por cristo inquebrantable.

Diocleciano le dijo al santo que podía elegir, seguir a Cristo y morir bajo una lluvia de flechas, o bien, renunciar a la fe cristiana y tener una próspera carrera militar. San Sebastián no dudó ni un segundo, siempre había sido cristiano y lo seguiría siendo hasta su muerte. Prefería el martirio a renunciar al amor de Cristo.

El emperador condenó a San Sebastián a morir por flechas. El santo fue llevado a un descampado dónde se le desnudó y se le ató a un poste. Una vez que estuvo bien atado se dio la orden de lanzar contra su cuerpo flechas para darle muerte.

Los verdugos, tras lanzar numerosas flechas, dejaron a San Sebastián por muerto. Otro cristiano había pagado por su condición. Otro cristiano había sufrido el martirio por la inhumana persecución romana.

Cuando los soldados romanos se retiraron, los compañeros cristianos de San Sebastián fueron a recoger el cuerpo. Cuando se acercaron, contemplaron llenos de gozo que el santo estaba vivo.

Rápidamente le llevaron a dónde vivía Santa Isabel. La santa lo cuidó de San Sebastián con gran esmero y consiguió que el santo se recuperase de las flechas.

Una vez estuvo recuperado les dijo a sus compañeros que deseaba ver al emperador. Todos le dijeron que huyese de Roma. Si el emperador se enteraba de que permanecía con vida sería ejecutado. A San Sebastián todos estos argumentos no le convencieron, quería denunciar la situación de los cristianos. El emperador tenía que rectificar, la percusión a los cristianos era una deshonra para el Imperio Romano.

San Sebastián fue a ver al emperador que lo recibió estupefacto, pensaba que el santo estaba muerto. San Sebastián le recriminó la persecución a los cristianos. El emperador no entró en razón. Le dijo que los cristianos seguirían siendo perseguidos. Además ordenó que diesen latigazos a San Sebastián hasta su muerte.

En el año 288 murió San Sebastián a latigazos. Sus verdugos lo dejaron el cuerpo del santo abandonado en un descampado. Sus compañeros cristianos le recogieron y le enterraron en una catacumba en la Vía Apia.