Imágenes de la Virgen

Imágenes de la Virgen

Las imágenes de la Virgen María están a la venta en varios tamaños y materiales. Desde impresionantes tallas de madera artesanales hasta imágenes de pasta de madera o de resina de árbol.

Imágenes religiosas de la Virgen María, tamaños

La descripción de las estatuas de la Virgen María nos indica si esa imagen está a la venta en distintos tamaños. Por ejemplo, una de nuestras imágenes de Olot de la Virgen del Carmen está a la venta en 60, 80, 100, 120, 140 y 160 cm. En la ficha de esta imagen de la Virgen del Carmen existe un desplegable en el cual se puede consultar el precio de venta de cada una de las medidas. 

Figuras religiosas de Nuestra Señora, materiales

Existe una amplia variedad de materiales en los cuales se puede fabricar una imagen de la Virgen María. En Artículos Religiosos Brabander estamos especializados en las imágenes religiosas Olot. Piezas de arte cristiano fabricadas en pasta madera con los ojos de cristal. Todas las obras de imaginería de Olot de la Virgen María se fabrican siguiendo el mismo proceso artesanal que se usaba ya hace más de un siglo. Las piezas de imaginería de la Virgen procedentes de los talleres de Olot están agrupadas en el filtro "Pasta Madera".

Además de las imágenes religiosas de Olot, están disponibles otras estatuas de la Virgen María fabricadas en otros materiales: marmolina, resina, etc... Hemos agrupado todas estas imágenes bajo la denominación de "Serie Económica". 

La Santísima Virgen María, figura central en la Iglesia Católica

La Virgen María, la joven conocida como María de Nazaret, es una de las personas más importantes en la vida de Jesús y de todos los fieles católicos. Su importancia desde su misma concepción y se alarga hasta su subida al Reino de los Cielos. Una vida terrenal y una vida celestial dedicada a Jesús, a anunciar la Palabra de Dios y a proteger a toda la humanidad. Desde su nacimiento, desde su misma concepción podríamos decir, olvidó sus motivaciones personales y entregó su vida al servicio de Dios. 

La Inmaculada Concepción de María

La Inmaculada Concepción de María es un dogma aprobado por la Iglesia Católica en el que se reconoce que la Virgen María, a diferencia de los demás seres humanos como futura madre de Cristo, no fue alcanzada por el pecado original. La Purísima concepción de la Beata Virgen María en el seno de su madre, Santa Ana, desde el primer instante estuvo libre de todo pecado, toda mancha o efecto del pecado original. La Santísima Virgen María, como futura madre de Jesús, desde este primer momento le fue concedida la gracia antes de que el pecado original pudiese manchar su alma.

El dogma de la Inmaculada Concepción se resume en la expresión "llena eres de gracia" (Gratia Plena) que pronunciamos cada vez que recitamos el Ave María.

Muchos Santos y estudiosos han escrito sobre la Purísima Concepción de María como por ejemplo San Antonio de Padúa, 

La infancia y juventud de la Virgen María

La Madre de Dios fue criada en el seno de una familia profundamente creyente en la Palabra del Señor. Sus padres, San Joaquín y Santa Ana, eran fieles seguidores de las palabras de Moisés y de los profetas. La Santa Madre de la Iglesia, Reina del Cielo y de la Tierra, estuvo vinculada a la actividad de los templos desde su más tierna infancia. 

Como todos los los niños y niñas fue presentada en el templo casi recién nacida. En cuanto tuvo capacidad empezó a servir en el templo de Jerusalén. Después varios años de servidumbre llegó en momento en el que debería desposarse. Zacarías fue el encargado de seleccionar al hombre que sería su futuro esposo. El elegido fue San José.

Al poco tiempo del compromiso, que contó con la bendición de Dios, se convirtieron en esposa y esposo. 

La concepción virginal de Emmanuel en el vientre de María

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” esta es la frase con la que el Ángel Gabriel saludó a la Virgen María uno de los días más importante para toda la humanidad. En ese día, conocido popularmente como la Anunciación, el Ángel Gabriel se apareció a la Santísima Virgen María que en su vientre se gestaría Emmanuel, Jesús, el que será el “Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.”

Tras siglos de oscuridad, la humanidad puede albergar de nuevo esperanza, las profecías se cumplirán. La Virgen María llevará a cabo la misión con la Dios la había creado, ser la Madre del Hijo de Dios, el Salvador de la humanidad.

El Espíritu Santo iba a engendrar milagrosamente a Jesús en el vientre virginal de Nuestra Señora. La llegada del Mesías estaba cerca. El Cordero de Dios llegaría al mundo para entregar su vida para el perdón de los pecados de todos los cristianos.

Santa María, la primera discípula de Cristo

La Virgen es la Madre de Jesucristo, es la persona que lo llevo en su vientre durante nueve meses antes de dar a luz a nuestro Salvador en un pequeño pesebre de Belén. Además fue uno de sus principales apoyos a lo largo de toda la vida de Cristo.

Durante los años de la infancia fue una madre cariñosa y protectora que trató de dar la mejor a su hijo. La Virgen María, la Torre de David, sabía que su hijo iba a ser muy especial para el mundo entero y trató de educarlo con mucho amor.

Cuando Jesús inició su vida pública, una época llena de milagros y enseñanzas, la Santísima María fue su apoyo y su confidente. Una de las puntales, junto con los Apóstoles, sobre los que Cristo se sostuvo durante su intensa labor evangelizadora.

Los siete dolores de María Santísima

María de Nazaret fue escogida por Dios para ser madre de su hijo nuestro Señor Jesucristo. La vida de la Virgen está totalmente ligada a la de Jesús. Cristo se hizo carne para mostrarnos el camino que debíamos seguir para alcanzar el Reino de los Cielos a través de la Resurrección. Jesús se hizo hombre para vencer a la muerte y ser nuestra guía hacia la vida eterna.

El camino que tuvo que recorrer Jesús estuvo lleno de sacrificios hasta llegar a la más alta ofrenda, entregar su vida por todos nosotros. A lo largo de toda su vida contó con la compañía de la Virgen, la Torre de marfil, que padeció con cada uno de los pasos que a lo largo de la vida acercaron a su Hijo hacia la Cruz. A pesar de que la Madre de Dios estaba llena de fe, ver sufrir a Jesús le provocó grandes dolores y sufrimientos. Tradicionalmente se destacan siete padecimientos fundamentales a lo largo de la vida de la Virgen María.

Primer dolor: La profecía de San Simeón

La Virgen María y San José para cumplir con lo establecido en la Ley de Moisés debían llegar al Niño Jesús al templo para presentarlo ante Dios.

En el templo estaba un anciano que todos conocían por Simeón. Era un hombre amable, sabio y lleno de fe al que todos respetaban. Simeón había tenido la revelación de que, antes de morir, conocería al Mesías, al verdadero Hijo de Dios.

Cuando Simeón encontró a Jesús con sus padres rápidamente le reconoció, aquel niño sería el que heredaría el Trono de David. Llenó al niño y a sus padres de bendiciones.

Antes de despedirse, Simeón dijo a Santa María que sería aquel que anunciaban las profecías pero alcanzar el lugar que le correspondía “será para ti misma una espada que traspasará tu alma”. En ese momento Santa María supo el sacrificio y el dolor que soportaría su Hijo y ella misma para salvar a las personas que lo mereciesen.

Segundo dolor: La Huída a Egipto

Tras la visita de los Reyes Magos al pesebre de Belén donde había nacido el Salvador se apareció un Ángel. El ente angelical venía a advertir a los Tres Reyes Magos que no regresasen al castillo de Herodes tal y como habían acordado con el monarca. Las intenciones de Herodes eran deshonestas y deseaba saber el lugar dónde había nacido el Mesías para asesinarlo.

El rey pronto descubrió que los Reyes de Oriente no le darían información alguna. Por lo que, como no sabía el lugar exacto del nacimiento de Jesús, dio la orden de asesinar a todos los menores de dos años de Belén.

San José, en sueños, fue visitado por un Ángel que le dijo que cogiese a su mujer y a su hijo. Debía salir de manera inmediata hacia Egipto donde permanecería oculto. San José obedeció rápidamente, su fe le salvó la vida a su hijo.

La Virgen sintió gran pena al iniciar el viaje. El viaje de ida de Belén a Egipto era muy duro para cualquier persona, para un recién nacido mucho más. Sintió un gran dolor en su corazón pero supo que era la única manera de mantener a Jesús con vida.  

Tercer dolor: El Niño perdido en el Templo

San José, la Virgen María y el Niño visitaban Jerusalén para celebrar las fiestas de la Pascua. Un año, cuando Jesús casi era adolescente, San José y Santa María, tras la finalización de la Pascua recogieron sus enseres e iniciaron el camino hacía su caso. Ambos estaban convencidos de que Jesucristo estaba dentro de la caravana. 

Al llegar a su casa descubrieron que Jesús no estaba. Ambos empezaron a buscar al niño de manera intensa. Estaban profundamente asustados. Visitaron cada prado, llamaron a cada puerta de familiares y vecinos, miraron en cada bosque. Había millones de espacios y lugares dónde el niño podía estar. Tras tres tres días de buscar desesperadamente, y tras no recibir noticias del paradero de su hijo, decidieron regresar de nuevo a Jerusalén. 

Cuando llegaron de nuevo al templo se encontraron Jesús hablando con los sabios. Todos estaban maravillados de la cultura del niño. A su corta edad parecía una enciclopedia de conocimientos, era conocer de grandes verdades recogidas en libros antiguos. La felicidad y la alegría inundaron el corazón de los padres por encontrar a su hijo sano y salvo. 

Cuarto dolor: María encuentra a su Hijo camino del Calvario

El cuarto dolor que la historia asocia a la Nuestra Señora la Virgen María es el primero de ellos que se vincula con la vida adulta de Cristo. Hasta este momento todos los padecimientos que pasa María tienen que ver con hechos de la infancia y adolescencia de Jesús. El cuarto dolor se sitúa en la recta final de la vida terrenal de Jesucristo. Su camino está marcado, ha sido sentenciado a morir en la Cruz. El Vía Crucis y la Crucifixión en el monte Gólgota (monte Calvario) será el inicio de su viaje hacia a los cielos. 

El Verbo encarnado sufre un auténtico martirio tras la sentencia a muerte dictaminada por Poncio Pilatos. Primero se le pone la corona de espinas que daña su cabeza y después se flagela con escarnio lo que destroza su cuerpo. Jesús se encuentra con la Virgen tras su primera caída. El peso de la Cruz se hace cada vez más pesado y al Nazareno le fallan las fuerzas.

Las miradas de madre e hijo se encuentran. La Virgen María apenas puede soportar del dolor que recoger su corazón. Su amado hijo, el Salvador, camina decidido hacía su muerte pasando por innumerables humillaciones y dolores. 

El encuentro de Cristo y su madre camino al Gólgota es recordado en la cuarta estación de los Vía Crucis.

Quinto dolor: Jesús muere en la Cruz

Una vez terminado el Vía Crucis, el Salvador, malherido, fue crucificado en la Cruz que había llevado a cuestas. Al dolor intenso que el producían los clavos que lo martirizaban en la Cruz había que sumar los innumerables insultos que desalmados que pasaban por allí le decían. Las burlas eran una constante. 

A los pies de la Cruz de Jesús, siempre fieles, estaban la Virgen María, San Juan, María esposa de Cleofás (la hermana de su madre) y María Magdalena. Los cuatro trataban de ayudar en lo que podían a mitigar el padecimiento del Redentor. 

Justo antes de entregar su espíritu a Dios, Jesús dijo a Santa María "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Mirando a San Juan le dijo "Ahí tienes a tu Madre". Cristo sabía que su muerte terrenal estaba cerca, pero antes de abandonar este mundo quería dejar un mensaje a su San Madre. Santa María debía convertirse en la madre de San Juan, y, por extensión, en la madre de todos los seguidores de Cristo. Nuestra Señora María, a partir de ese momento, no debía guardar pena ni rencor por la pérdida de Jesús, si no que debía convertirse en la madre de todos los cristianos y cristianas del mundo.

Al mismo tiempo, con el mensaje que dio a San Juan, Cristo dice a su discípulo que debe amar a Reina Celestial como una madre. Todos los católicos deben amar a María como una madre. Los seguidores de Cristo debemos tener a Virgen Milagrosa como guía para alcanzar el Reino de los Cielos. 

El pasaje de la muerte de Cristo se conmemora cada Semana Santa en el Viernes Santo. La figura de Cristo muerto en la Cruz es una de las imágenes religiosas que mayor devoción y respeto despierta entre los creyentes en todo el territorio nacional. 

Sexto dolor: Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre

El Nazareno ha muerto, el Redentor ha cumplido con las profecías y ha entregado su espíritu al Santo Padre. El Cuerpo sin vida de Jesús permanece clavado en la Cruz pero pronto será bajado para entregarlo a sus familiares y seguidores. 

José de Arimatea, miembro ilustre del Sanedrín, que había sido testigo de la grandeza de la Palabra de Dios, fue el encargado de solicitar el cuerpo de Cristo para darle sepultura. 

El dolor de la Santa Madre era indescriptible, había visto como su hijo, el Salvador, había muerto entre terribles sufrimientos. El único consuelo que tenía eran las palabras de Jesús y su fe inquebrantable. 

El sexto dolor de Santa María ha sido reproducido a lo largo de la historia de la humanidad en innumerables esculturas, estatuas, cuadros, pinturas, ... Tal ha sido el número de obras artísticas que han reflejado estos hechos que reciben dos nombres que identifican este pasaje conocidos por miembros de todas las religiones. 

El primero de estos apelativos es el Descendimiento (o el Descendimiento de la Cruz). Las piezas escultóricas o pictóricas que se conocen con este nombre son reproducciones del momento en el que Cristo, ya muerto, es liberado de los clavos que le mantienen en la Cruz. Es un momento de una gran carga simbólica ya que, de algún modo, Cristo ha hecho el mayor de los sacrificios por todos los pecadores y pecadoras, ha entregado su vida para salvar a la humanidad. Las imágenes religiosas de este acontecimiento reflejan la tristeza de los presentes ante el cuerpo sin vida del Jesucristo. 

El segundo de las dos designaciones es la Piedad. Los conjuntos escultóricos o lienzos conocidos con el nombre de la Piedad son reproducciones del momento en el que el cuerpo de Cristo es entrega a Santa María. La Virgen, destrozada por dentro, sostiene el cuerpo sin vida de su amado hijo entre sus brazos. Las imágenes religiosas de la piedad se han convertido en el símbolo universal del amor de una madre por sus hijos.  

Séptimo dolor: Sepultura al cuerpo de Cristo

Nuestra Señora se despidió de su hijo y dejó que se lo llevasen para ser preparado para ser sepultado. Según nos cuenta el libro de la Biblia el cuerpo de Cristo fue preparado por José de Arimatea, y Nicodemo. Entre los dos emplearon mirra, sustancias olorosas y vendas para preparar el cuerpo para que pudiese descansar en la tumba. 

Jesús sólo permaneció en el sepulcro durante tres días. Al tercero de esos días resucitó de entre los muertos para vencer a la muerte y abrir las puertas de la vida eterna a todos los católicos. Los libros de los Evangelios no especifican si la Virgen María recibió la visita de Cristo Resucitado. Marianólogos y estudiosos de los los libros de los Evangelios no se ponen de acuerdo en este punto. Sin embargo, a pesar de que no haya referencia en la Biblia, es de suponer de que Jesús, tras su Pasión y Resurrección, tuviese a su madre como una visita obligatoria. La cultura popular se ha pronunciado claramente en este sentido. Es tradición en la mayoría de las celebraciones de Semana Santa que el Domingo de Resurrección, la imagen del Cristo Resucitado se encuentre con la imagen de Santa María. Ambas figuras, en un hermoso reencuentro, son los pilares sobre los que se ha mantenido firme la Iglesia Católica en los últimos siglos. 

La Virgen María y los Apóstoles, la vida después de la Resurrección de Cristo

Tras la Muerte, Pasión y Resurrección de Cristo la Virgen María, tal y como le había solicitado, se fue a vivir con San Juan. Según algunos estudiosos también compartió viviendo con algunos de los otros Apóstoles. En cualquier caso, lo que si que parece claro es que vivieron ocultos, de manera clandestina, evitando las legiones romanas que los perseguían por ser seguidores de Jesús.  

Durante esta época los Apóstoles, decididos a propagar la palabra de Señor por todo el mundo, viajaron a lo largo y ancho de la tierra conocida. La Virgen María los bendijo a todos ellos y los animó a cumplir con la voluntad de su hijo. En este sentido, es especialmente destacable el apoyo que recibió Santiago el Mayor en su evangelización en el Fin del Mundo. El Apóstol Santiago estaba perdiendo la fe ante el poco éxito de sus palabras entre los nativos de los territorios que hoy forman la Península Ibérica. La Virgen Milagrosa sintió que la Santiago necesitaba de su ayuda. La misión que Cristo les había encomendado dependía de que María apoyase a los Apóstoles y a sus seguidores en los momentos de debilidad. 

A orillas del río Ebro, en el lugar que ahora ocupa la ciudad de Zaragoza, Santa María hizo la primera de sus apariciones milagrosas. La Madre de la Divina Gracia se apareció sobre un pilar un insufló ánimos renovados a Santiago el Zebedeo. Este milagro fue el primero de muchas apariciones en las cuales la figura de Santa María se apareció a videntes que Ella misma había seleccionado. En cada una de estas apariciones trasmitió su sabiduría y nos proporcionó herramientas para encontrar el camino a la Salvación: la Bienaventurada Virgen María, el Lucero del alba, se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, para mostrarle el escapulario carmelita y los privilegios que tenía asociados; la Madre de Dios, se apareció a Santo Domingo y le enseñó a rezar el rosario, una poderosa arma contra los enemigos de la fe; Santa María se apareció a Santa Catalina Labouré para darle el diseño para crear la Medalla Milagrosa, un objeto milagrosa con grandes dones para quienes la lleven al cuello...

Asunción de la Virgen María

Tras una vida entregada en cuerpo y alma a Cristo, Santa María fue llamada para ascender al Reino de los Cielos. Asunción de la Santísima Virgen es una prolongación de la Resurrección de Cristo y una puerta a la vida eterna para todos los católicos. 

Santa María ascendió a los cielos en cuerpo y alma. Ahora disfruta de la vida eterna al lado de su Hijo, el Salvador. 

Cada año celebramos la Asunción de Santa María el día 15 de Agosto. Fiesta de gran tradición popular.

Vírgenes o imágenes de la Virgen

El último punto de este tratado sobre las imágenes de la Virgen lo dedicamos a una pregunta que nos hecho muchos compradores que se han puesto en contacto con nuestra tienda online. Es muy usual que alguno de nuestros clientes nos pregunte, por ejemplo, ¿se dedican a la venta de Vírgenes?, ¿dónde puedo comprar Vírgenes?, ¿tienen Vírgenes en su tienda?, quisiera comprar Vírgenes de 50 cm. ¿cuáles tienen?, ¿tienen accesorios para Vírgenes?,  ...

Este tipo de preguntas redunda en una cuestión clave, ¿cuántas Vírgenes hay en la Iglesia Católica?.

¿Cuántas Vírgenes existen en la Iglesia Católica?.

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, únicamente existe una única Virgen María, la Madre de Jesús, la Reina del Cielo y de la Tierra, Nuestra Santa Madre, la protectora de la humanidad. 

Santa María la que concibió en su vientre al Niño Jesús sin intervención de varón. Únicamente por la voluntad del Espíritu Santo. La Santísima Madre y Señora que cuidó a su hijo desde su nacimiento hasta su muerte. Estando siempre a su lado y soportando los más grandes dolores para dar la oportunidad a todos los hombres y mujeres de alcanzar la vida eterna. 

Esto quiere decir, por ejemplo, que las imágenes de la Virgen de Fátima son, al igual que la imágenes de la Virgen del Carmen o las imágenes de la virgen de Guadalupe, reproducciones o estatuas de la Virgen María, la Santa Madre de Dios. 

La pregunta que surge a continuación es, si únicamente hay una verdadera Santa María, ¿por qué tiene tantos nombres distintos?

Los nombre de la Virgen María, imágenes y advocaciones marianas

Nuestra Madre Espiritual, desde su nacimiento hasta nuestros días nunca ha parado de interceder por nosotros. A lo largo de los años ha realizado una inmensa labor como defensora de la humanidad. En muchas de las apariciones y milagros que ha llevado a cabo a lo largo de la historia se le ha asociado a distintas denominaciones, lo que conocemos como advocaciones marianas. 

Las advocaciones marianas son alusiones o nombres místicos relativos a dones otorgados, gracias recibidas, misterios, apariciones o atributos de la Virgen María. Es decir, la mayoría de las advocaciones marianas son nombres que se le atribuyen a Nuestra Señora derivados de una intercesión que ha hecho por nosotros los pecadores. Cada una de las imágenes de Nuestra Señora, cada una de las advocaciones marianas, además de un nombre concreto tiene una serie características propias asociadas a un lugar, orden religiosa, ...

Las apariciones de la Virgen han sido el origen de lugares de culto dónde, con los años, se han edificado templos, capillas, basílicas, iglesias y catedrales para dar cabida a los peregrinos que desean rezar en el lugar dónde la Virgen visitó a los pecadores. Es el caso de la Basílica de Guadalupe en México, la Basílica del Pilar en Zaragoza (España). En otros lugares que no han tenido la bendición de recibir la visita de Nuestra Santa Madre, se han construido magnificas catedrales que recuerdan la grandeza y la importancia de la Virgen María en la Iglesia Católica. Son producto de esta intención magnificas obras religiosas de gran valor arquitectónico y cultural como la Catedral de Notre Dame en París, la más visitada de Europa, la Catedral de Santa María del Fiore en Florencia, la Catedral de la Almudena en Madrid, la Basílica de Fátima en Portugal, ... Muchos de estos templos cuentan con un amplio horario, acceso gratuito, recorrido por el espacio interior organizado por compañías, mapa en varios idiomas,... para facilitar el acceso de los fieles a su Santa Madre. 

Tradicionalmente se clasifican las advocaciones marianas en cuatro grupos: las relacionadas con misterios de la vida de la Virgen,  las vinculadas con verdades universales o aspectos de la personalidad de la Virgen, las relativas al papel de María como protectora de la raza humana y la vinculadas con territorios u otros elementos naturales. Algunos estudiosos las clasifican en cinco y hasta seis categorías, pero a modo introductorio nos servirá la categorización que emplearemos a continuación. 

Imágenes relacionadas con los misterios de la vida de la Virgen María

Advocaciones marianas vinculadas con hechos acaecidos durante la vida terrenal de la Madre de la Iglesia. En esta categoría podríamos incluir imágenes como la Virgen de la Asunción, Virgen Inmaculada, la Anunciación de Ángel Gabriel, ...

Imágenes de la Virgen vinculados verdades universales de Santa María

Advocaciones relacionadas con atributos o características propios de la personalidad de la Madre de Dios. Es el caso de Virgen de la Esperanza, Nuestra Señora de la Caridad, Nuestra Señora de los Dolores (o Virgen Dolorosa), Nuestra Señora de la Ternura (a la que el Papa Francisco tiene gran devoción), Virgen Milagrosa, Nuestra Señora de la Angustia, el Sagrado Corazón de María, ...

Figuras de María como protectora de sus hijos

La Madre de la Iglesia en numerosas ocasiones ha intercedido en favor de las personas. Han sido incontables los momentos en los que nuestra Santa Madre ha servido de mediadora entre Dios y los hombres. En reconocimiento a esta incansable labor se han generados advocaciones tales como la Virgen de las Mercedes, María Auxiliadora, ...

Advocaciones marianas relacionas con apariciones de la Virgen María

Las apariciones de la Virgen María se han repartido por muchos de los países del mundo. La imagen de la Virgen María se ha manifestado en aquel país y en aquel lugar en el que su presencia era importante. Los afortunados videntes que han tenido ocasión de ver la imagen de Santa María o de escuchar su voz han sido personas de la más variada condición social, de un amplio rango de edades y de muchas razas distintas. 

Las advocaciones marianas de esta categoría suelen tener unas características y atributos propios condicionados por el lugar y el momento de la aparición. Las celebraciones litúrgicos vinculados a estas imágenes de la Virgen María han desarrollado un forma propia, un uso propio siempre supervisado por los órganos competentes de la Iglesia. 

Algunas de las apariciones que se enmarcan en esta categoría han nacido como una celebración local pero han alcanzado una fama mundial como por ejemplo Nuestra Señora de Guadalupe (México), Virgen de Fátima (Portugal), Nuestra Señora de Lourdes (Francia), Virgen del Rocío (España), Nuestra Señora del Prado (España), Virgen Blanca (Toledo, España), Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (Cuba), la Virgen de la Almudena (Madrid, España), la Virgen del Pilar (Zaragoza, España), la Virgen del Carmen (Israel), la Virgen de Medjugorje (Bosnia y Herzegovina), Virgen de Montserrat (Barcelona, España)

Imágenes de la Virgen María | Imaginería mariana | Tallas de la Virgen

Las imágenes religiosas invitan en cierto modo a la veneración. ¿Quién de nosotros no ha estado frente a una preciosa imagen de la Virgen María y no ha sentido una ardiente necesidad de veneración?

Nuestro catálogo de tallas e imágenes de la Virgen María está diseñado pensando en facilitar la oración. 

Filtros
  • Virgen del Rosario
    Virgen del Rosario

    Venta de imágenes religiosas para Iglesia | Venta de ...

    Bajo pedido
    Desde
    652,00€
  • Virgen de Fátima
    Virgen de Fátima

    Comprar Virgen de Fátima - Comprar figura de la ...

    Bajo pedido
    Desde
    296,00€
  • Virgen del Pilar
    Virgen del Pilar

    Imagen de la Virgen del Pilar | Imagen religiosa ...

    Bajo pedido
    Desde
    269,00€
  • Virgen de la Cinta
    Virgen de la Cinta

    Imagen religiosas de la Virgen de la Cinta en ...

    Bajo pedido
    Desde
    269,00€