Santa Ana sentada con la Virgen María

Santa Ana sentada con la Virgen María
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Imagen de Santa Ana

  • Imagen religiosa de Santa Ana.
  • Fabricada en pasta madera. 
  • Acabado con pintura al óleo policromado. 
  • A la venta en dos tamaños:
    • Imagen de Santa Ana en 30 cm. 
    • Imagen de Santa Ana en 40 cm.
  • Decoración sencilla. 
  • Disponible otra imagen de Santa Ana con la Virgen María
  • El día 26 de Julio celebramos el día de San Joaquín y de Santa Ana, patronos de los abuelos. 

Santa Ana, la madre de la Virgen María

El nombre de Santa Ana procede de la lengua hebrea y significa “llena de gracia”.

Santa Ana fue una mujer muy creyente y piadosa como su marido, San Joaquín. Ambos eran perdonas destacadas dentro de su comunidad. San Joaquín y Santa Ana eran admirados por sus vecinos por ser personas piadosas y entregadas a Dios.

Santa Ana y San Joaquín tenían una buena vida pero se le había negado la descendencia. Ambos estaban profundamente apenados por no poder concebir a un hijo o una hija.

A pesar de ser una pareja muy querida por los vecinos y familiares, había algunas personas que criticaba a Santa Ana y San Joaquín. Estas personas decían que si no podían tener hijos era porque Dios les había castigado.

Tales afirmaciones entristecían profundamente tanto a Santa Ana como a San Joaquín. Ambos santos creían que se habían equivocado en algo en sus acciones. Que, quizá, sus obras no habían sido buenas a los ojos de Dios.

San Joaquín deseaba meditar sobre su vida y sus acciones. Por este motivo retiró a las montañas a orar. Santa Ana conocía perfectamente  el motivo por el cual su marido se había retirado a meditar. La pena que le producía que ellos no pudiesen tener hijos le entristecía el corazón.

San Ana, como muchas otras veces en su vida, rezó piadosamente para que Dios les concediese un hijo. Si San Joaquín y ella podían tener un hijo o hija, lo educarían en el camino de la santidad, en el camino del servicio a Dios.

En aquel momento, se le apareció un Ángel a Santa Ana y le dijo: “Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo".

Poco después, el Ángel visitó a San Agustín a las montañas y le dio el mismo mensaje. San Agustín lleno de júbilo volvió a su casa. Santa Ana y su marido estaban llenos de gozo, sabían que su vida había digna de ser recompensada por Dios. Su gran anhelo sería por fin cumplido, tendrían un niño o una niña.

Al poco tiempo, Santa Ana se quedó embarazada. A los nueves meses nació una preciosa niña. Una niña a la que pusieron el nombre de María.