Cruz procesional cromada con Cristo dorado
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Cruz procesional cromada con Cristo dorado
- Juego completo compuesto por Crucifijo, vara en tres tramos y base.
- Crucifijo de 56 × 35 cm.
- Figura de Cristo en acabado dorado y rayos de fondo.
- Cruz decorada con relieves vegetales y terminaciones estilizadas en los extremos.
- Vara cromada en tres tramos lisos de 51 cm cada uno, fácil de montar y transportar.
- Base o pie porta Cruz de 26 cm de alto y 30 cm de diámetro.
Partes de la Cruz procesional
Esta Cruz procesional está formada por tres elementos: el Crucifijo, la vara y la base.
El Crucifijo es la pieza central, que representa a Cristo crucificado como símbolo de su sacrificio redentor. En este modelo, la imagen de Cristo está acabada en dorado, destacando sobre la Cruz de fondo cromado con rayos y ornamentación en relieve.
La vara de tres tramos desmontables permite sostener la cruz durante las procesiones litúrgicas, facilitando además su almacenamiento.
Por último, la base incluida permite colocar la Cruz en vertical cuando no se usa, ya sea en capillas, sacristías o altares laterales.
Uso litúrgico de la Cruz procesional en procesiones y celebraciones
La Cruz procesional guía los actos litúrgicos más significativos, especialmente durante las procesiones. Su presencia recuerda que Cristo es la guía de la Santa Madre Iglesia.
Además de su función devocional, la Cruz procesión representa un estandarte cristiano que proclama la fe al mundo. Es común verla acompañada de otros elementos litúrgicos, como los ciriales, que con la luz refuerzan la idea de la presencia de Jesús entre nosotros.
Los ciriales son candelabros portátiles, llevados por acólitos, acompañan a la Cruz alta procesional y simbolizan la luz de Cristo. Esta disposición visual no solo embellece la procesión, sino que también subraya su profundidad espiritual.
Simbolismo y devoción: la Cruz procesional como objeto sagrado
Más allá de su utilidad litúrgica, la Cruz procesional es un signo visible del misterio cristiano. Representa a Cristo vivo que guía a su Iglesia peregrina. Las procesiones, con la Cruz parroquial a la cabeza, son una expresión pública de fe, un gesto de comunión con el sacrificio de Jesús y una afirmación de la esperanza en la resurrección. El pueblo fiel camina tras los pasos de Cristo que nos guía con su sacrificio para el perdón de los pecados, y nos da esperanza con su Resurrección.
