San Jorge a caballo lucha con el dragón

San Jorge a caballo lucha con el dragón
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Imagen de San Jorge y el dragón

  • Imagen fabricada en pasta madera con los ojos de cristal.
  • A la venta en 90 y 150 cm.
  • Acabado policromado. 
  • Peana imitación mármol. 
  • Se representa a San Jorge sobre un caballo blanco luchando contra el dragón. 
  • Incluye lanza y aurela de metal. 
  • El Santo está ataviado con armadura de soldado, casco y capa roja. 

Imagen de San Jorge, vida del Santo

San Jorge es uno de los Santos de mayor devoción despierta en todo el mundo.
La historia nos cuenta que San Jorge fue un soldado romano que nació en la ciudad de Capadocia (en la actual Turquía) entorno al año 280 d. C. en el seno de una familia de nobles romanos asentados en la zona cristiana.
Siendo niño, San Jorge pierde a su padre Geroncio, soldado del Imperio Romano de Oriente, y se queda al cuidado de su madre Policromía , persona muy religiosa que introduce al pequeño San Jorge en la doctrina cristiana. Su madre, ya viuda, decide volver a Lydda, pueblo donde había nacido.

Es en este pueblo donde San Jorge pasa su niñez hasta que decide hacerse soldado romano al igual que lo había sido su padre. San Jorge era hábil con las armas y valiente en el combate lo que propició un rápido ascenso en el ejército. Fue destinado a Nicomedia como guardia personal del emperador romano Diocleciano. 

Durante los años 302 y 303 d. C. el emperador al que San Jorge servía promulgó unos edictos por los que obligaba a la población a hacer sacrificios a los dioses romanos. San Jorge osó criticar los edictos y al propio emperador Diocleciano, el cual se encolerizó con el joven soldado cristiano. 

Tras ser arrestado, San Jorge sufrió toda clase de tormentos durante varios días frente a las murallas de Nicomedia, localidad donde el Santo residía. Tras las numerosas torturas, y viendo el emperador que San Jorge no daba ninguna muestra de flaqueza ni arrepentimiento, Diocleciano decidió decapitarlo el día 23 de Abril del 303 d. C.

El cuerpo de San Jorge, recogido por uno de sus siervos y amigos, fue llevado a Lydda donde se le dio sepultura. En la inscripción de su tumba se lee "San Jorge, portador del estandarte" en griego.

Posteriormente el emperador Constantino I construyó una iglesia en honor al santo.

En nuestros días seguimos celebrando el 23 de Abril como día de San Jorge, fiesta con gran tradición en Aragón, Cataluña, Valencia y la mayoría del levante español.

Historia de San Jorge y el dragón

La figura de San Jorge está intimamente relacionado con la figura de un dragón. En la mayor parte de las imágenes y figuras que podemos ver hoy en día de San Jorge, el Santo es representado enfrentándose valientemente a un dragón. 

El origen de la historia de San Jorge y el dragón se remonta a la época en la que el Santo estaba en la milicia romana.

En la ciudad de Silca había un lago donde se escondía un dragón que tenía atemorizados a todos los habitantes de la localidad. Este dragón atacaba a la ciudad donde hacía grandes destrozos. Con cada ataque, el dragón, bestia poderosa y sin piedad, sumergía a la localidad en el caos. Además de estos funestos ataques, el dragón desprendía un olor muy desagradable que afectaba a animales, plantas y personas.

Para evitar los ataques del dragón los habitantes de Silca acordaron que cada día lanzarían al lago donde vivía el dragón dos corderos para alimentar a la bestia. Esta solución funcionó, y los ciudadanos de Silca no sufrieron los ataques del dragón por un tiempo. Llegó el momento en el que los corderos empezaron a escasear por la región y los lugareños temieron por sus vidas de nuevo. 

Los vecinos se reunieron y tomaron una funesta decisión: una persona, elegida al azar, sería lanzada con un cordero al lago cada día para aplacar el hambre del dragón. 

Así lo hicieron durante un tiempo hasta que en el sorteo salió la hija del rey. El soberano se negaba a dar a su hija al dragón, pero los habitantes del pueblo, que ya habían perdido a numerosos familiares, le obligaron a cumplir su obligación y tuvo que entregar a la princesa. 

Cuando la afligida princesa se dirigía al lago para dar su último aliento al dragón, en su camino, la Divina Providencia, puso a un caballero cristiano a caballo, San Jorge. El Santo, viendo la cara de pena de la jovencita, le preguntó porque estaba tan desconsolada. La princesa le dijo que huyese que para ella no había salvación. Tras consolar a la hija del rey, San Jorge consiguió que la princesa le contase el motivo de su tristeza. La joven le contó cómo había sido elegida para entregar su vida al dragón por el bien de Silca. San Jorge se ofreció a protegerla y a matar al dragón. 

San Jorge y la princesa caminaron hasta el lago donde habitaba el dragón. Una vez allí el dragón salió a su encuentro. San Jorge, encomendándose a Dios, avanzó montado en su caballo y con la lanza apuntó al corazón de la bestia. Fue el golpe tan certero que atravesó al animal dejándolo inmóvil. 

San Jorge pidió a la princesa que atase el dragón con su cinturón y lo llevase a Silca. Una vez que llegaron a la ciudad, San Jorge dijo que el dragón había sido vencido gracias a la voluntad del único Dios verdadero. Añadió que si los habitantes de pueblo tenían un bautizo cristiano acabaría con la vida de la bestia.

La gente de Silca admirada con la proeza de San Jorge y la fuerza que le había dado su Dios se convirtieron al cristianismo. San Jorge en ese momento acabó con la vida del dragón. La sangre que brotó de la bestia se convirtió en una rosa roja que San Jorge regaló a la princesa. 

 

La historia de San Jorge y el dragón, junto con muchas otras de santos y mártires cristianos, fueron recopiladas por el dominico Santiago (o Jacobo) de la Vorágine, arzobispo de Génova, a mediados del siglo XIII. La obra titulada inicialmente Legenda Sanctorum ("Lecturas sobre los Santos"), y posteriormente conocida la "Leyenda dorada" o "Legenda aurea" (en latín), alcanzó una gran divulgación en la Edad Media.